sábado, 31 de julio de 2010

La comunidad secreta, R. Kirk (2)

Robert Kirk, «Introducción Javier Martín Lalanda», dentro de La comunidad secreta, Ed. Siruela, pp. 19-20:
«(...) básicamente, proceden del folklore, como los yinns e ifrits de Oriente Próximo, o los goblins, brownies, imps o elfos del mundo anglosajón, cercanos a nuestros duendes, debiendo, por tanto, reserar para ellos el vocablo del que se derivó "feérico", o sea fairies, a pesar de ser intraducible al castellano, o "pueblo feérico", que, como hemos visto, engloba al de "hadas".
»En La Comunidad Secreta, Kirk trataba de demostrar, mediante la aportación de gran número de hechos aislados que cobran signficiación al estudiarse de manera conjunta, que no todas las visiones de las cosas sobrenaturales, feéricas, procedían del diablo, ni que tales seres sobrenaturales eran espíritus malignos, sino reales, aunque sólo fuesen vistos por personas que, además, poseían facultades o habilidades curativas -al estilo de los reyes de Inglaterra y Francia, capaces de curar la escrófula con una imposición de manos, hecho este último concienzudamente estudiado por Marc Bloch-, pues a lo largo de la misma se observa su especial empeño en evitar en lo posible toda relación diabólica, anteponiendo a lo que puediera haberse tomado por un reprobable olor a azufre el perfectamente legítimo del incienso pasado por agua bendita, o sea recurriendo no de manera directa a filósofos clásicos, neoplatónicosy herméticos, a los que conocía muy bien y que aparecen sin ser citados a lo largo de su trabajo, sino a los textos de las Sagradas Escrituras. Y es que los tiempos eran proclives a la caza de brujas, como lo prueba el hecho de que en 1692, poco después de que hubiera terminado La Comunidad Secreta, tendría lugar en las colonias, en Salem, la epidemia de brujería que el fanático Cotton Mathers sólo podría erradicar a sangre y, sobre todo, a fuego.»

viernes, 30 de julio de 2010

Filosofía antigua, misterios y magia, P. Kingsley (4)

Peter Kingsley, Filosofía antigua, misterios y magia, Ed. Siruela, pp. 480-481:
«Una última consideración, que es, sin embargo, la más importante de todas: dondequiera que abordamos el fenómeno de las tradiciones esotéricas, vemos, una y otra vez, que en ese marco lo que importa no son las ideas o doctrinas, sino la capacidad que cada uno de nosotros posee para descubrir la realidad de dichas ideas y enseñanzas y apropiárnoslas. En el plano teórico, ello significa también recalcar que ideas supuestamente esotéricas acerca del universo y del hombre son un secreto a voces porque la finalidad de la enseñanza verdaderamente esotérica no es la de llenar la mente del discípulo o alumno con teorías fascinantes, sino la de ofrecerle la oportunidad de convertir dichas ideas y teorías en algo real. En otras palabras, la función de dicha enseñanza es darle cada vez menos ofreciéndole más y más aspectos prácticos. Y desde un punto de vista más práctico, cuando leemos testimonios de encunetros con tradiciones esotéricas y de obediencia a una disciplina esotérica, es frecuente que el autor de dichos testimonios se queje porque cree recibir menos doctrina o enseñanza que las personas ajenas a dichas tradiciones esotéricas. Ello supone que, sea cual sea la manera como abordemos la cuestión, no ha de sorprender que Empédocles emplee la doctrina de la reencarnación en el marco de un poema exotérico como si de un escaparate se tratara, no sólo para atemorizar a su público, sino también para estimularlo; mientras que, paradójicamente, en el documento más esotérico puede parecer que, desde el punto de vista formal, Empédocles esté dando menos cuando en realidad está ofreciendo más, toda vez que al discípulo le proporciona los principios clave que, con el tiempo, le permitirán responder a cualqueir pregunta por sí mismo.»

jueves, 29 de julio de 2010

Thomas el oscuro, M. Blanchot

Maurice Blanchot, Thomas el oscuro, ed. Pre-Textos, p. 87:
«¿Devendré el universo en la noche? Siento que en cada parte de mí, invisible e inexistente, soy soberanamente visible por entero. Maravillosamente ligado, ofrezco en una imagen única la expresión del mundo. Sin color, adherido en ningún modo imaginable, sin ser tampoco el producto de un poderoso cerebro, soy la única imagen necesaria. En la retina del ojo absoluto, soy la pequeña imagen invertida de todas las cosas.»

miércoles, 28 de julio de 2010

La comunidad secreta, R. Kirk

Robert Kirk, La comunidad secreta, ed. Siruela, pp. 76-77:
«Sólo añadiré un caso más que le ocurrió a una joven doncella que vivía cerca del sitio en que yo había vivido anteriormente, y quien, en una noche, se aprendió una larga composición poética que le había sido repetida insistentemente por uno de nuestros despiertos y corteses espíritus, piadosa en parte, aunque supersticiosa en todo lo demás (dicho sea de paso, poseo un ejemplar), y que ninguna otra persona jamás había oído con anterioridad para haber podido repetírsela aparte del hecho de que aquella doncella hubiera sido incapaz de haberla compuesto por sí sola.»

martes, 27 de julio de 2010

En el laberinto, Karl Kerényi (2)

Karl Kerényi, En el laberinto, Ed. Siruela, p. 92:
«Las espirales dibujadas y bailadas representan la continuidad de la vida de las criaturas mortales más allá de su muerte paulatina: lo que en el plasma es función, aquí encarna precisamente el sentido

lunes, 26 de julio de 2010

En el laberinto, Karl Kerenyi

Karl Kerényi, En el laberinto, Ed. Siruela, p. 103:
«Un símbolo totalitario no puede ser solamente un símbolo inequívoco del sol como astro diurno. En Creta es posible que fuera un signo nocturno. El Minotauro en su centro, que también se representa con un esquema de marcha rápida -elevando las rodillas hasta formar un ángulo recto-, perdura como una criatura del inframundo, si bien este esquema parece unificar precisamente los dos aspectos de la esvástica: tanto si el movimiento es hacia la izquierda como hacia la derecha. La luz, la vida -o como se quiera denominar lo positivo, que es de lo que aquí se está tratando-, tampoco se extingue en el otro mundo; en otras palabras: ni tan siquiera el reino de los muertos, el Minotauro devorador, es inequívocamente negativo. La imagen del horrible hombre-toro varía con una estrella en el centro de la espiral-esvástica que corresponde al otro nombre del Minotauro: Asterio o Asterión. También varía con la luna que en todo tiempo renace el astro dominante del mitologema de Hainuwele-Perséfone. El laberinto, aunque siempre es nocturno y subterráneo en todas sus variaciones, es un símbolo de infinito.»

domingo, 25 de julio de 2010

El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, M. Eliade (5)

Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo Cultura Económica, pp. 384-385:
«Hemos dicho que la experiencia extática es un "fenómeno originario" porque no vemos razón alguna para considerarla como el producto de un determinado momento histórico, esto es, como engendrada por una cierta forma de civilización; nos inclinamos más bien a considerarla como constitutiva de la condición humana y, en consecuencia, conocida por la humanidad arcaica, en su totalidad; lo que se modificaba y cambiaba con las diferentes formas de cultura y de religión era la interpretación y la valoración de la expereincia extática. Ahora bien, ¿cuál era la situación histórico-religiosa en el Asia central y septentrional, en los lugares en que, posteriormente, el chamanismo cristalizó como un conjunto autónomo y específico? En todas estas comarcas, y desde los tiempos más remotos, era conocida la existencia de un Ser Supremo de estructura celeste, que, morfológicamente, se corresponde, por otra parte, con todos los demás Seres Supremos celestes de las religiones arcaicas (véase nuestro Traité d'histoire des religions, cap. II). El simbolismo de la ascensión, con todos los ritos y los mitos que de él dependen, debe relacionarse con los Seres Supremos celestes: ya sabemos que la "altura" era santificada como tal altura, que muchos dioses supremos de los pueblos arcaicos se llaman "El de lo alto", "El del Cielo" o simplemente "Cielo". Este simbolismo de la ascensión y de la "elevación" conserva su valor y su actualidad religiosos incluso después del "alejamiento" del Ser Supremo celeste; porque, como se sabe, los Seres Supremos pierden poco a poco su actualidad en el culto, dejan el sitio a figuras o a formas religiosas más "dinámicas" y más "familiares" (los dioses de la tormenta y de la fecundidad, los demiurgos, las almas de los muertos, las Grandes Diosas, etc.). El conjunto mágico-religioso que por costumbre recibe el nombre de matriarcado muestra con mayor clarridad la transformación del Dios celeste en un deus otiosus. La disminución, o incluso la total pérdida de la actualidad religiosa de los Seres Supremos uranios, está en ocasiones señalada en los mitos que aluden a una época primordial y paradisíaca en que las comunicaciones entre el Cielo y la Tierra eran fáciles y accesibles para todo el mundo; después de un acontecimiento cualquiera (y especialmente de una culpa contra algún rito), estas comunicaciones quedaron interrumpidas y los Seres Supremos se retrajeron al más alto de los Cielos. Repitámoslo: la desaparición del culto del Ser Supremo celeste no ha hecho caducar el simbolismo de la ascensión con todas sus consecuencias. Como hemos visto, este simbolismo aparece en todas partes, y en todos los textos histórico-religiosos. Ahora bien, el simbolismo de la ascensión desempeña un papel esencial en la ideología y las técnicas chamánicas.
»Hemos observado en el capítulo precedente en qué sentido el éxtasis chamánico podría ser considerado como una reactualización del illud tempus mítico en que los hombres podían comunicarse in concreto con el Cielo. Es indudable que la ascensión celeste del chamán (o del medicine-man, del mago, etc.) es una supervivencia, profundamente modificada y a a veces degradada, de esta ideología religiosa arcaica que tenía su centro en la fe en un Ser Supremo celeste y en la creencia de las comunicaciones concretas entre el Cielo y la Tierra.

sábado, 24 de julio de 2010

Filosofía antigua, misterios y magia, P. Kingsley (3)

Peter Kingsley, Filosofía antigua, misterios y magia, Ed. Atalanta, pp. 334-335:
«El primer aspecto que cabe considerar es que, de acuerdo con la leyenda del Etna y de la sandalia de bronce, el salto de Empédocles al fondo del volcán le ocasionó la muerte. En un contexto relacionado con el ritual -y ello, como hemos visto, es lo que aquí nos ocupa-, la muerte, y sobre todo la muerte en forma de un descenso a los infiernos, no constituye propiamente muerte alguna. Casi sin excepción, no es sino el primer paso en un proceso dinámico de muerte y de renacer a diferente nivel, con una nueva identidad. Por lo que respecta a la leyenda de Empédocles, no es en absoluto fortuito que sepamos que la secuencia ritual de descenso a los infiernos, muerte y regeneración fue practicada por los primeros pitagóricos en el Occidente griego (...)
»Para un griego morir y volver a nacer significaba morir mortalmente y volver a nacer inmortal o divino. Esta idea valía sobre todo para los primeros pitagóricos, en los círculos místicos del sur de Italia y Sicilia estrechamente asociados con el primer pitagorismo; y, a juzgar por los indicios al respecto en el Himno a Deméter, parece haber desempeñado también cierta relevancia en misterios asociados con Perséfone. Significativamente, el tema de la muerte e inmortalización rituales vuelve a aparecer en el papiro de París, en el que culmina en un ascenso al cielo. Bajo ideas diversas -muerte ritual y descenso, inmortalización y ascenso- no es dificil detectar un esquema subyacente de descenso a los infiernos como preludio de un ascenso al cielo. Esta aparente falta de lógica no es sino la lógica del mito. Se muere para volver a nacer; se desciende a las profundidades para ascender.»

viernes, 23 de julio de 2010

Filosofía antigua, misterios y magia, P. Kingsley (2)

Peter Kingsley, Filosofía antigua, misterios y magia, Ed. Atalanta, p. 298:
«Finalmente, Empédocles alude al vigor de un hombre muerto, que podrá ser retornado del Hades. Las palabras exactas del filósofo indican claramente que lo que tenía en mente no era sólo un tipo de invocación nigromántica, sino un descenso en toda regla a los infiernos para recoger el alma de un hombre muerto, del mismo modo que lo hacía un chamán. No resulta difícil entender por qué se ha pasado totalmente por alto la promesa que Empédocles hace en el último verso del fragmento arrinconado por Diels al final del poema cosmológico. La idea de retornar a alguien del mundo de los muertos, en el contexto de la moralidad griega más convencional, era casi impensable. Incluso para alguien como Asclepio, de naturaleza semidivina, una empresa así estaba condencada al fracaso. Es cierto que Orfeo poseía en un principio la capacidad para retornar a los muertos a la vida, pero, por influencia del moralismo griego, dicha capacidad fue suprimida, y su empresa , convertida en una trágica historia. Y, pese a ello, detrás de la supresión se esconde lo que fue suprimido: en términos generales se aprecian tanto las analogías formales y estructurales como los contactos históricos que acercan al tracio Orfeo a la tradición chamánica del Asia Central. Ignorar dichas conexiones o intentar excluir la palabra "chamán" de toda reflexión y discusión sobre la religión griega porque fenómenos del mundo griego sólo pueden explicarse empleando palabras griegas, no es sino perpetuar el mito de una Grecia antigua cerrada a cualquier influencia externa, cosa que los propios griegos jamás hicieron.»

jueves, 22 de julio de 2010

Filosofía antigua, misterios y magia, P. Kingsley

Peter Kingsley, Filosofía antigua, misterios y magia (Empédocles y la tradición pitagórica), Ed. Atalanta, pp. 373-374:
«Vale la pena, ya que estamos tratando de los pitagórios y de oráculos de sueños, hacer una última consideración al respecto. Han sido numerosos los estudiosos que han advertido las semejanzas existentes entre los famosos tabúes con respecto a la comida de los pitagóricos y la exigencia de ayuno como parte integral del ritual y la magia en la Grecia antigua: se trata de semejanzas tan claras que no pasaron desapercibidas ni siquiera en la Antigüedad. Más concretamente, la crítica ha llamado la atención a propósito de las semejanzas entre esos mismos tabúes y los rituales y misterios griegos relativos a divinidades infernales como Hécate y Deméter. Pero el aspecto en el que no se ha insistido demasiado es el hecho de que las semejanzas más claras son las existentes entre los tabúes pitagóricos y las exigencias marcadas para las personas que consultaban oráculos de sueños. Ello no es en absoluto sorprendente. Contrariamente a lo que se ha pensado siempre, las expectativas más inmediatas por parte de los pitagóricos cuando se trataba de contacto con la divinidad, solían dirigirse a los dioses infernales y no a los dioses del cielo; y en la Antigüedad la mejor manera de establecer contacto con las divinidades del infierno era a través de la práctica de la "incubación" -la espera de un sueño o de una visión durante el sueño, como regla general, en el suelo o incluso dentro de la propia tierra.»

martes, 20 de julio de 2010

Las enseñanzas de don Juan, C. Castaneda (2)


Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan, ed. Fondo Cultura Económica, p. 169:
«-¿Qué es una vida verdadera?
»-Una vida que se vive con la certeza nítida de estar viviéndola; una vida buena, fuerte.»
Carlos Castaneda, Las enseñanzas de don Juan, ed. Fondo Cultura Económica, p. 172:
«Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.»

lunes, 19 de julio de 2010

Las enseñanzas de Don Juan, C. Castaneda

Carlos Castaneda, Las enseñanzas de Don Juan, Ed. Fondo Cultura Económica, del prólogo de Octavio Paz, p. 14:
«Es un desprendimiento del yo que somos (o creemos ser) hacia el otro que también somos y que siempre es distinto de nosotros. Desprendimiento: aparición: Experiencia de la extrañeza que es ser hombres.»

El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Eliade (4)

Mircea Eliade, El chamanismo y las técncias arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo cultura Económica, p. 329:
«Después de la boda, el marido-espíritu de la chamana la visita regularmente y se queda con ella hasta el amanecer. Hasta llega a ocurrir que la lleve varios días a la selva, donde la alimenta de vino de palma. Cuando llega el momento, viene al mundo un niño y el padre-espíritu lo lleva cada noche a su mujer para que ella lo atienda. Pero su relación no es esencialmente sexual; el hecho importante es que el marido protector inspira e instruye a su joven esposa en sus sueños y que, cuando ella va a cumplir con sus funciones sagradas, él se sienta a su lado y le dice lo que debe hacer.»

lunes, 12 de julio de 2010

El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, M. Eliade (3)

Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo Cultura Económica, pp. 97-98:
«Pero en América del Norte hay también otras "fuentes de poderes chamánicos" y asimismo otras clases de instructores, aparte de las almas de los muertos y los animales custodios. En la Gran Meseta se trata de un "hombrecito verde", que no mide arriba de dos pies, y que lleva arco y flechas. Vive en las montañas e hiere con sus dardos a los que hablan mal de él. El "hombrecito verde" es el espíritu custodio de los hombres-médico, de aquellos que se han hecho magos sólo mediante una ayuda sobrenatural. La concepción de un enano que otorga el poder o sirve de espíritu custodio está muy extendida, al oeste de las Montañas Rocallosas, en las tribus del "Plateau Group" (Thompson, Shushwap, etc) y en la California septentrional (Shasta, Atsugewi, Maidus septentrionales y Yuki).»

domingo, 11 de julio de 2010

El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, M. Eliade (2)

Mircea Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Ed. Fondo de Cultura Económica, pp. 55-56:
«Los Arunta conocen tres métodos para hacer hombres-médico:
»1º por los Iruntarinia, o "espíritus";
»2º por los Eruncha (esto es, los espíritus de los hombres Eruncha de los tiempos míticos Alchera), y
»3º por medio de otros hombres-médico.
»En el primer caso, el candidato se acerca a la entrada de una caverna y se duerme. Entonces llega un Iruntarinia, el cual "le arroja una lanza invisible, que le corta la nuca, le atraviesa la lengua haciéndole una ancha herida, y le sale por la boca". La lengua del candidato queda perforada; fácilmente se puede meter en el orificio el dedo meñique. Una segunda lanza le corta la cabeza, y la víctima sucumbe. El Iruntarinia lleva el cadáver al interior de la caverna, que se dice es muy profunda y donde se supone que los Iruntarinia viven en una claridad continua y junto a unas fuentes de aguas fresquísimas (en efecto, se trata del paraíso de los Arunta). En la caverna, el espíritu le arranca los órganos internos y le pone, en su lugar, otros nuevos. El candidato resucita, pero durante algún tiempo parece que está loco. Los espíritus Iruntarinia -invisibles para los que no son hombres-médico- lo llevan luego a su aldea. Las reglas de etiqueta le prohíben ejercer su oficio antes de que transcurra un año: si en ese tiempo cicatriza la perforación de la lengua, el candidato renuncia, porque sus virtudes mágicas parecen haber desaparecido. Durante este período aprende de otros hombres-médico los secretos del oficio, en especial cómo utilizar los pedazos de cuarzo (atnongara), que los Iruntarinia le incrustaron en el cuerpo.
»El segundo modo de hacer un hombre-médico es análogo al primero, con la diferencia de que los Eruncha, en vez de llevar al candidato a una caverna, lo arrastran con ellos debajo de la Tierra.»

sábado, 10 de julio de 2010

Conferencia Ratan Manek, 17/07/10

Conferencia Ratan Manek 17 julio 2010 en Centre Cívic Pont Major, 15 euros:
«La contemplación del sol es una práctica habitual en todas las culturas del mundo y en todas las épocas. Hira Ratan la conoció a través de Madre, la pareja de Sri Aurobindo. Ella le habló de esta práctica como clave para la salud y el crecimiento espiritual. ¿Quién mejor que el sol para proveernos de una salud perfecta?
El sol es el centro de nuestra vitalidad. Todos los seres del planeta viven del sol. De hecho, todos los nutrientes que nosotros tomamos a través de los alimentos vienen del sol. La planta o el animal los recibe del sol, los transforma y, cuando los ingerimos, los transformamos nosotros a la vez y se convierten en lo que necesitamos para vivir.
¿De qué se trata el Sun Gazing?
Es una práctica en la que se contempla el sol en horas seguras y de manera paulatina: la primera hora después de salir el sol y durante la última antes de que se ponga, en una secuencia en la que se van añadiendo cada día diez segundos.
¿Cuáles son los beneficios de esta práctica?
La salud perfecta a todos niveles. Esto es lo que el sol nos asegura si hacemos la práctica adecuadamente y durante suficiente tiempo. Simplemente, hay que tener paciencia e ir avanzando tanto en la práctica, escuchando a fondo el cuerpo y confiando en los beneficios que van llegando. El sol nos va limpiando a nivel mental, emocional y físico.
Cuando se lleva suficiente tiempo practicando Sun Gazing, el hambre va desapareciendo, al estar alimentándonos directamente del sol. Prueba de ello es Hira Ratan Manek, que lleva años sin comer, lo cual ha sido controlado en tres ocasiones por especialistas, como él mismo nos explica:
–Yo mismo he probado en tres ocasiones que es posible vivir sin comer. Entre 1995 y 1996 doctores del colegio médico de Kerala me observaron durante 211 días, y constataron que durante éstos sólo bebí agua. Esto apareció publicado en medios de comunicación. En 2000-2001, un equipo internacional integrado por 21 médicos me observó día y noche en Ahmadabad (India), durante 411 días, en que igualmente sólo ingerí agua. Esto lo publicaron en periódicos médicos indios en el año 2001. En Estados Unidos, universidades subvencionadas por la NASA me observaron durante 130 días, durante los cuales, una vez más, sólo me vieron ingerir agua. Entre quienes me observaron estaba un experto mundial en la observación de la glándula pineal, un experto en el cerebro, un psiquiatra, oftalmólogos… Pueden encontrar más detalles al respecto en la web (www.solarhealing.com).
¿La práctica de Sun Gazing no puede perjudicar a los ojos?
Si se hace la práctica adecuadamente, siguiendo la progresión que da HRM, no se tiene ningún problema. Lo practican miles de personas en todo el mundo y no se ha conocido ningún caso de lesión entre los que siguen las directrices que da Hira Ratan Manek. A primera y a última hora, el índice solar es menor de 2, por lo que los rayos ultravioletas no dañan el ojo y el sol puede actuar en nuestro organismo correctamente y sin que sea demasiado intenso.
Como dice Hira: "El Sol tiene alma, y si lo miramos con respeto y con intención vamos a sintonizar con él; él nos cuidará y guiará"»

Evangelio San Juan

(San Juan Evangelista, Greco)

Evangelio San Juan (12, 24):
«Si el grano de trigo cae en la tierra y no muere, no da fruto; pero si muere, da mucho fruto.»

martes, 6 de julio de 2010

La foguera de les vanitats, Tom Wolfe

Tom Wolfe, La foguera de les vanitats, Ed. Pòrtic, p. 491-492:
«Els indis bororo, una tribu primitiva que viu als marges del riu Vermelho, a les jungles amazòniques del Brasil, creuen que no hi ha un jo privat. Els bororos consideren la ment com una cavitat oberta, com una caverna, un túnel o una arcada, si voleu, en la qual viu tot el poble i la jungla creix. El 1969 José M.R. Delgado, l'eminent especialista cerebral espanyol, va dir que els bororos tenien raó. Durant gairebé tres mil anys, els filòsofs occidentals han considerat el jo com una cosa única, una cosa tancada dins el crani de cada persona, per dir-ho d'alguna manera. Aquest jo més íntim es relacionava amb el món exterior i aprenia amb ell, és clar, i podia ser incompetent quan ho feia. Tanmateix, al cor del nostre jo se suposava que hi havia alguna cosa irreductiva i inviolable. No és així, va dir Delgado.»

lunes, 5 de julio de 2010

Vida de Pitágoras, Porfirio (4)

Porfirio, Vida de Pitágoras, Ed. Gredos, pp. 37-38:
«Y si hay que dar crédito a sus biógrafos, antiguos e importantes, su acción consultora la ejercía, incluso, entre los seres irracionales. En efecto, a la osa de Daunia que importunaba a los lugareños la capturó, según dicen, y durante un tiempo la amansó, le dio de comer torta de cebada y frutos secos y, tras hacerle jurar que ya no atacaría a un ser animado, la dejó libre. Y ya, retirándose a los montes de encinas, no se la vio atacar en absoluto ni tan siquiera a un ser irracional.»
Ídem, p. 39:
«En otra ocasión, poniéndose junto a unos pescadores, en tanto su red arrastraba del fondo un gran copo, predijo la cantidad de peces que estaban recogiendo, precisando el número. Los hombres se comprometieron a hacer lo que se les ordenara si su predicción se cumplía; PItágoras les pidió, a su vez, que dejaran vivos los peces, después de contarlos con exactitud. Y lo más sorprendente es que ningún pez pereció, al permanecer fuera del agua, durante todo el tiempo que duró el recuento en su presencia.»
Ídem, p. 39:
«A la mayoría de las personas con que se relacionaba les recordaba la vida pasada que sus almas habían experimentado antaño, antes de vincularse al cuerpo que tenían. Y con pruebas irrefutables se declaraba a sí mismo la reencarnación de Euforbo, el hijo de Pántoo.»

domingo, 4 de julio de 2010

Vida de Pitágoras, Porfirio (3)

Porfirio, Vida de Pitágoras, Ed. Gredos, p. 35:
«Para todos era especialmente notoria su afirmación de que el alma, en primer lugar, era inmortal y, luego, se trasladaba a otras especies de seres vivos, y, además de esto, que lo que había sucedido en alguna ocasión, en ciertos ámbitos temporales, de nuevo acaecía; y, sencillamente, nada nuevo había. También aseguraba que todo lo que de índole animada existía era necesario considerarlo de la misma parentela. Se cuenta, en efecto que fue Pitágoras el primero que introdujo en Grecia estas creencias.»

Vida de Pitágoras, Porfirio

Porfirio, Vida de Pitágoras, Ed. Gredos, pp. 30-31:
«Dice, pues, que Mnesarco, que por su origen era un tirreno de los que colonizaron Lemnos, Imbros y Esciros, y que desde su lugar de residencia visitaba muchas ciudades y recorría muchas comarcas, se encontró en una ocasión con un tierno niño que estaba tumbado al pie de un álamo grande y frondoso. Observó que, boca arriba, dirigía su vista al cielo, hacia el sol, sin parpadear, y que se había metido en la boca una caña delgada y fina, a modo de flauta. Contempló con admiración que se alimentaba del rocío que goteaba del álamo y lo cogió en brazos, suponiendo que, en cierto modo, era divino el origen del niño. Una vez que se estableció en Samos, fue adaptado por Androcles, natural del lugar que le había confiado la administración de su hacienda. En medio de un bienestar económico educó al niño (al que le puso por nombre Astreo) juntamente con sus tres hijos, Eunosto, Tirreno y Pitágoras.»

Vida de Pitágoras, Porfirio

Porfirio, Vida de Pitágoras, Ed. Gredos, p. 29-30:
«Antifonte, en su tratado Sobre la vida de los que sobresalieron en la virtud, refiere su austeridad en Egipto, cuando expone que Pitágoras apreció el modo de vida de los sacerdotes egipcios y deseó asumirlo, por lo que pidió al tirano Polícrates que escribiera a Amasis, el rey de Egipto, amigo y huésped suyo, para participar en los métodos educativos que recibían aquéllos. En consecuencia, una vez que llegó ante Amasis, recibió su instrucción junto a los sacerdotes; se relacionó con los heliopolitanos y se le envió a Menfis, como si se le destinara ante personas de mayor edad, aunque en realidad tal intención era un pretexto que aducían los heliopolitanos. De Menfis, con la misma excusa, partió junto a los diospolitanos. Al no poder aducir motivos, por temor al monarca, y pensar que, por el tamaño de las molestias, lo apartarían de su proyecto, le impusieron la observancia de unas normas rígidas y extrañas a la educación griega. Pero las ejecutó con entusiasmo, y fue objeto de tal admiración, que recibíó el permiso de ofrecer sacrificios a los dioses y asistir a sus prácticas, hecho del que no se tiene noticia se haya producido con otro extranjero. »